Archivo Musical Santa Cruz de Mompox

Reseña de la consecución del Archivo Musical Santa Cruz de Mompox

Por Jesús Zapata Obregón

 

Cuando inicié la búsqueda de información sobre los orígenes de la música momposina tuve ocasión de desplazarme a varias ciudades de nuestro país. Así como descubría datos de todo tipo, fui encontrando partituras y documentos relacionados con la cultura de Mompox, sobre todo del siglo XIX e inicios del XX. En ese proceso de investigación, entendí que, así como el piano fue un instrumento muy común en nuestra ciudad, también existió la particularidad de que muchos de sus músicos contaron con estudios musicales, varios con afamados maestros de la época. También que los compositores tuvieron la virtud de escribir sus melodías, gran cantidad de ellos poseían conocimientos de armonía y composición, lo que les permitió realizar arreglos de sus obras para diversos instrumentos, varias de las cuales fueron donadas a este servidor.

 

Para nuestra desgracia, mucha de esa producción musical se perdió, pues en casos fue considerada basura y al río fue a dar, mientras otra gran parte el comején la consumió. No obstante existen casos de admirable conservación, como el archivo del compositor momposino Heriberto Martínez Meneses que está adecuadamente resguardado por sus descendientes. Con suerte, aspiramos nos sea permitido fotografiarlo para que haga parte del AMSCM.

 

A todos los personajes que tuvieron a bien cederme las partituras, que con tanto celo y cuidado habían guardado en sus baúles, les hago un justo reconocimiento a continuación. Me disculpo anticipadamente, porque en algunos casos no registré el nombre del donante en las partituras.

 

Voy a iniciar con el músico que donó el archivo más voluminoso para trompeta, pistón y bugle, miembro de la Armonía Sucre y de la Orquesta Jazz Band, agrupaciones que ya no existen en ese momento de forma permanente: el trompetista Ignacio Zambrano Toscano, conocido cariñosamente como Pabilo. Hijo y nieto de reconocidos intérpretes de Mompox, quien, la primera vez que lo entrevisté, un sábado, sacó un costal de fique cerrado, me pidió que acompañáramos el ratico con un traguito de Tres Esquinas, y comenzó a mostrarme partituras. Debo confesar que en ese momento mi interés se centraba en documentos que tuvieran escrito el nombre de los compositores, para ir enriqueciendo un capítulo del libro que se estaba incubando en ese momento. Este ritual se repitió por varios meses, los fines de semana que no tenía toque durante el día, hasta que, en la última ocasión, al sacar el último costal y abrirlo lo que quedaban eran trocitos de partituras, los comejenes se habían dado un festín. En ese momento, al Pabi se le salieron las lágrimas, se levantó de la silla y bajó el primer costal que habíamos revisado y me dijo: «Dr. Zapata, es suyo, lléveselo, que con seguridad usted lo va a conservar mejor que yo». Por supuesto mi dicha fue inmensa, pero fui muy consciente desde el principio que no tenía la infraestructura de almacenamiento y conservación, por lo que en ese mismo momento tomé la decisión de donar todo ese material al Archivo Histórico de la Academia de Historia de Santa Cruz de Mompox, dirigido por la académica y gran amiga Cecilia Jiménez Acuña, que contaba con una oficina en la Casa de la Cultura de Mompox.

 

Las Hermanas Martínez Rojas, grupo familiar conformado por Senaida, quizás el más grande pilar de mi investigación en el campo de la tradición oral, por su enorme lucidez y la veracidad de sus recuerdos; por Rosa, intérprete de flauta, y Petrona, guitarra y tiple; así como por María, piano y armonio, su sobrina Rosario, guitarra y tiple; y el Licenciado Jesús Abuabara Martínez, hijo de la señora María, director del Grupo Coral y de la Academia Musical Santa María. Todos donaron partituras de diversos compositores.

Edith Cabrales Samudio, la musa que inspiró al compositor banqueño José Benito Barros Palomino para componer Momposina, obra inmortalizada por Nelson Pinedo con la Sonora Matancera y que dio origen a una famosa telenovela nacional. Edith me entregó muchos libros, documentos y fotografías –muchas de ellas daguerrotipos– de propiedad del Dr. Manuel Ribón Padilla, que también doné al Archivo Histórico. El Dr. Manuel fue egresado de la Sorbona de París, donde se doctoró en Ciencias Naturales y como Químico y Farmacéutico de primera clase, regresando a Mompox a ejercer su profesión en la Botica Ribón Hermanos y como profesor del Colegio Pinillos, del cual también fue rector. La mayoría de dichos libros también los doné a la Biblioteca de la Academia de Historia, en ese momento dirigida por el académico Yimy Alvarado Martínez. Igualmente, las partituras originales de marchas fúnebres francesas que se interpretan el Viernes Santo, editadas por la casa Millereau de París, estaban en ese material, mismas que importaron los hermanos Ribón Morón, propietarios de la citada botica, uno de cuyos socios, Andrés, era el padre de Manuel, quien finalmente la terminó dirigiéndola hasta su disolución.

José Sócrates Delgado, otro de los baluartes de la tradición oral, quien me ayudó a reconstruir la historia de las agrupaciones más antiguas de Mompox, como la Armonía La Valerosa y la Alonso de Heredia, donó partituras para alto en mi bemol de la Armonía Sucre.

Etilvia Peredo Ibarra, residente en Sincelejo, Sucre, hija de Manuel Marcelino Fortunato Peredo Molina, compositor, ejecutante de flauta transversa y pintor. Etilvia donó todas las partituras del maestro Peredo que reposan en el AMSCM.

Manuel Villanueva Amarís, ilustre médico momposino, residente en El Banco, Magdalena, hijo de don Andrés Villanueva Rangel, donó todas las partituras originales autoría de su querido padre.

Augusto Álvarez Olivo, flautista momposino a quien se le debe, en compañía del pianista don Horacio Tarcisio Rojas Felizzola, la grabación del primer acetato de música momposina, grabado en los Estudios Fortou de Barranquilla, con el vals El Turpial para flauta y piano, obra de don Julio Segundo Rojas Indaburo. Don Augusto donó partituras originales de Horacio Tarcisio Rojas Felizzola y de Julio Segundo Rojas Indaburo.

Rosario Martínez Martínez, educadora momposina, nieta de don Heriberto Martínez Meneses, flautista y compositor, quien facilitó el fotocopiado de varias de las obras de su padre.

Ernesto Luis Dovale Patiño, odontólogo momposino, quien donó unas pocas partituras de su ascendiente David Dovale Mier.

Luciano Beleño Camero, magangueleño, donó partituras de su padre Fortunato Beleño Gómez, quien firmaba sus partituras como FORBEGÓ.

Cecilia Jiménez Acuña, exdirectora del Archivo Histórico de la Academia de Historia, quien donó varias partituras autografiadas de Manuel Ildefonso Villanueva Rangel.

Otro equipo importante en la recuperación documental de la música momposina fueron los arreglistas y los transcriptores. El primer grupo lo integran el licenciado en Pedagogía Musical Jesús Enrique Barraza Beleño quien, en forma altruista y completamente ad honorem, realizó el arreglo musical en partitura de director de tres marchas de Semana Santa y una andante, que conformaban el cuerpo inicial de la investigación Mompox y su cultura musical. Una visión histórica y social (1540–1993). Sin embargo, por el alto número de páginas la editorial decidió no publicarlas, no obstante se encuentran en físico y digitalizadas en el archivo histórico. Alto mérito tiene también su hermano, el licenciado en Matemáticas y Física, con estudios de Dirección Musical en la Universidad Nacional de Bogotá, Domingo Antonio Barraza Beleño quien, a través de la Escuela de Música Horacio Tarcisio Rojas, recuperó muchas marchas olvidadas, haciéndoles los arreglos pertinentes y ejecutándolas durante la Semana Santa en los años en que fue director de la Banda Sucre. Igualmente colaboró con nueve transcripciones que están publicadas en mi libro antes citado y las cuales también reposan en el archivo.

Dentro de los transcriptores se destaca el administrador público Jaime de León Palacio, pionero de la computación en toda la Depresión Momposina, quien a mediados de la década de 1980, además de facilitar filantrópicamente su equipo (el único en toda la región), escaneó todas las partituras que yo había recopilado para obtener el primer archivo de texto de la investigación. Sin conocimientos musicales, sólo con su experticia en sistemas, realizó las transcripciones para piano en Encore de 62 partituras, con lo cual no sólo le quedó al trabajo una grafía impecable de las obras, sino el poder escucharlas como el compositor las concibió. Estos documentos en extensión mp3 y pdf también se encuentran disponibles en el archivo histórico de Mompox. Finalmente, la sicóloga y pianista Margarita Vélez García quien colaboró con la trascripción de una melodía que igualmente se encuentra en el libro.

 

A todos, muchas gracias por sus invaluables aportes, ya que por ellos, hoy día, es posible conocer una buena parte del pasado musical de Santa Cruz de Mompox.

Imagen 28. Firma de Fortunato Beleño Gómez en el pasillo El Profeta de Hilario Navarro J.

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