Historia y conformación del archivo de Mompox

La historia del presente archivo no puede entenderse sin el interés incansable del investigador Jesús Zapata Obregón, momposino que décadas atrás inició un estudio profundo acerca de la cultura musical de su ciudad natal del cual surgió su citado libro. Los papeles de música que conforman el AMSCM fueron recopilados y donados por él a la Academia de Historia, la mayoría de los cuales, a su vez, pertenecían a un músico del pueblo, Ignacio Zambrano, quien los juntó a lo largo de su vida. Dicho interés lo llevó a la búsqueda de distintas fuentes documentales, como grabaciones, fotografías e inclusive entrevistas, no obstante por su unicidad la más destacada son los papeles de música manuscritos que recopiló.

Alrededor de 1984 y 1986, Zapata emprendió la búsqueda de partituras con el interés específico de encontrar manuscritos autografiados por compositores momposinos. Así, el inquieto investigador, según lo cuenta, viajaba a cualquier ciudad o pueblo de Colombia a la pesquisa de estos documentos, por las pistas de allegados y amigos. Dentro de las localidades que visitó se encuentran Santa Marta, Cartagena, El Banco Magdalena y Bogotá, entre otras. El mismo Jesús nos relató que muchas familias de Mompox migraron, llevándose con ellas la música de sus antecesores. Prueba de esto son las partituras de Andrés Villanueva Rangel, las cuales inicialmente viajaron con su hijo, el doctor Manuel Villanueva Amarís, a Bogotá cuando realizó sus estudios de medicina. Posterior a esto, regresaron a la Villa y finalmente, una vez radicado en el Banco Magdalena, fueron entregadas al investigador en esta ciudad costeña por manos del doctor Villanueva, tras haberlas guardado por un buen tiempo. En palabras de Zapata: «mi amigo Villanueva me dijo, véngase, que yo acá tengo unos papeles. Y me regaló creo que la mayor cantidad de partituras para piano de los Villanueva Rangel». Desde este punto de vista, se puede decir que la naturaleza de los papeles que integran el AMSCM ha sido una itinerante.

Otros de los originales, según recuerda, los obtuvo gracias a la donación de Villanueva Marín, un nieto del compositor momposino Horacio Tarcisio Rojas. Sin embargo, la entrega más voluminosa que recibió fue la que le proporcionó el maestro Ignacio Zambrano (Pabilo). Zambrano fue un músico momposino que perteneció tanto a la Orquesta Jazz Band como a la Armonía Sucre, fundada en el año 1901, la cual en la década de los ochenta todavía hacía «presencia […] en las festividades de Semana Santa, cuando los músicos momposinos residentes y ausentes se organizan anualmente para acompañar las procesiones» (Zapata 2015, 74), tal cual sigue sucediendo en la actualidad. En el archivo logramos identificar mínimamente dos papeles de su propiedad con su nombre y rúbrica, aunque un poco dañados, uno con fecha de 196110.

Imagen 16 Merengue Cachunga propiedad de Ignacio Zambrano con fecha 1961

Imagen 17 Marcha Vuelve Colombia a la Vida con rúbrica y nombre de Ignacio Zambrano

Posterior a esta larga labor de recolección de partituras, a la cual Zapata puso fin en el año 1992, el investigador decidió donar todos los documentos al Archivo Histórico de Santa Cruz de Mompox. De este modo, quedaron bajo el resguardo de la Academia de Historia, acto que se llevó a cabo mediante una sesión solemne el día 6 de agosto del año 1993. En aquel entonces la directora del archivo era la maestra Cecilia Jiménez Acuña, quien hasta el 2009 resguardó el AMSCM en sus manos. La labor de la maestra durante todo ese tiempo, y con los pocos recursos de los que disponía, consistió en limpiarlos, enumerarlos y escribir el nombre de las piezas e instrumentos en hojas de papel bond que funcionaron como guardas. Este antecedente fue de gran ayuda para nosotros, sobre todo para aquellos manuscritos que estaban deteriorados, pues de ahí obtuvimos mucha información perdida.

Imagen 18. Lista de autores momposinos por Jesús Abuabara y Cecilia Jiménez Acuña.

Según nuestra clasificación, el repositorio cuenta con un total de 1683 obras clasificadas, en alrededor de tres mil papeles, tanto en impresos (156) como en manuscritos (1527). Mediante un conteo que realizamos, basado en el punto musical y las fechas encontradas, alrededor de 1219 obras son para banda, 347 para jazz band orquesta, 105 para piano, así como 6 de orquesta de cámara del siglo XIX y solamente una obra para órgano. Consecuentemente, estas dos últimas dotaciones instrumentales corresponden con repertorio para la liturgia católica, en tanto hay dos Stabat Mater (uno de Rossini), un Trisagio Mariano, unos Villancicos, una Marcha Pastoril y dos misas. Una de éstas últimas es del francés Jacques-Louis Battmann (1818-1886) y la otra, la Misa Pastoril, del español villafanqués, Remigio Ozcoz Calahorra (1833-1890), ambos compositores muy populares en su época. Tal vez, este conjunto de obras sea el repertorio más antiguo del archivo, en tanto pertenecen a dotaciones más viejas que la banda y, sobre todo, porque pertenecían a Maximino Surmay11 ; sacristán de San Agustín y la Concepción durante setenta años, quien en sus bodas de oro al servicio de la iglesia declaró:

Como cantor entre otras festividades pomposas, me correspondió el funeral del centenario de la muerte del Libertador y el del General Santander. Tengo en mi repertorio doce misas clásicas de notables autores, entre ellas la magistral misa pastoril de Don Remigio Calahorra. Esta misa fue estrenada en Mompox por el Padre Marcelino Torres en la nochebuena de 1901. La carencia de cantores me obligó a aprender música y canto. Fue mi profesora la Señorita Emilia Rojas Indaburo. (Parroquia de Santa Cruz de Mompox, 1950, p.3 en Zapata 2015, 91)

Del mismo modo, el AMSCM cuenta con tres cuadernos, uno de cantos religiosos y obras para piano, otro con piezas sin instrumento editado en Panamá, y uno más de estudio para bandoneón, el Cuaderno de E. M. Castañeda D.12. Este último presenta algunos ejercicios musicales, hacia la parte final hay escalas y explicaciones gráficas para la mano izquierda y derecha del bandoneón de 136 tonos. Igualmente, se encuentra el Álbum Musical Peredo Hermanos13, mismo que fue fotocopiado de manuscritos originales para banda.

Imagen 19. Cuaderno de E. M. Castañeda D. cocido a mano, portada con diseño de rosetón y una imagen de flores al centro

Asimismo, cuenta con 125 géneros y subgéneros musicales identificados, datos que se desglosan en la siguiente tabla:

De los papeles impresos, se importaron originales de París, Londres, Leipzig, Nueva York, Boston, Cleveland, Miami, La Habana, México y Bogotá. Es destacable que el porro guaracha Caimito14 está escrito en un papel pautado de la Casa Nacional Musical Jaime Blanco, su dueño fue un comerciante santandereano de instrumentos musicales que se estableció en la década de los cuarenta en la capital colombiana (Sanabria 2014). De Cuba hay ejemplares de la revista Carteles, que existió de 1919 a 1960 en La Habana –algún tiempo la dirigió Alejo Carpentier– donde se publicaban obras para piano. Igualmente, existen originales del diario gráfico Mundo al Día de Bogotá que se editó por catorce años (1924-1939), tal vez, la más importante colección musical de la historia cultural colombiana, según Jaime Cortés (2004, 11). Igualmente, hay una copia de la revista Orbis…! (De todo el mundo), editada en Madrid, con una obra de 1908 del compositor catalán avecindado en Chile Ángel G. Torrens15. De impresos latinoamericanos existe música de cuatro cubanos: Julián Gutiérrez Bienvenido (1904-1966), Eduardo Davidson (1929-1994), Alberto Veloso Serrano y Mariano Mercerón (1907-1975). De igual forma, se encuentran impresos de músicos hondureños como Arturo Rendón Madrid, Ignacio V. Galeano y Jorge M Dada (1885-1969).

La obra manuscrita de compositores latinoamericanos es igualmente variada, habiendo autores de Puerto Rico, Perú, México, Ecuador, Argentina, Curazao, Chile, Cuba, El Salvador, Panamá y Uruguay. Por ejemplo, del puertoriqueño Rafael Ortiz Escuté, la peruana Joaquina Tristán De Tillet y la arpista-compositora salvadoreña Sara María Trujillo. De Guanajuato, México, José Juventino Policarpo Rosas Cárdenas (1868-1894) con su famosísimo vals. Asimismo, del Ecuador hay ejemplares de José Domingo Feraud Guzmán (1892-1978), pianista y compositor multifacético el cual impulsó la naciente industria musical de su país natal. Prueba de esto es que tuvo a cargo un almacén fonográfico llamado J. D. Feraud Guzmán. De la misma latitud, se conserva el pasillo Todo por ella del destacado autor Francisco José Antonio Paredes Herrera (1891-1952), conocido como “El Rey del Pasillo” (Romero 1969). Siguiendo con Suramérica, existen tangos de los bonaerenses Ángel Gregorio Villoldo (1861-1919) y el pianista Celestino Pantaleón Ferrer (1885-1958), así como de José Julián Martínez, (1890-1939) y el bandoneonista, director y compositor Anselmo Alfredo Aieta (1896-1964). El archivo no podía estar completo sin obras del famosísimo Carlos Gardel (1890-1935) quien muriera en Medellín.

Por otra parte, el AMSCM contiene obra del compositor y musicógrafo nacido en Curazao José María Emirto De Lima (1890-1972), quien pasara la mayor parte de su vida en Colombia. Respecto de Chile, destaca la obra de Osmán Pérez Freire (1880-1930), Roberto Retes Bisetti y Armando González Malbrán (1912-1950). En cuanto al vecino país Panamá, se encuentra música de Ricardo Fábrega (1905-1973) y del director de banda Alberto Galimany (1889-1973). Por último, hay que mencionar a los cubanos Ernesto Lecuona Casado (1895-1963), destacado pianista y José Urfé González (1879-1957).

Imagen 21. Vals Amalia de la compositora peruana Joaquina Tristán De Tillet

Asimismo, se conservan papeles impresos de autores colombianos, los cuales se componen por piezas del compositor de Cartago, Valle del Cauca, director y docente Pedro Morales Pino (1863-1926), el famoso Luis Antonio Calvo (1882-1945) y Agustín Rueda Téllez. Un muy destacable caso es el ejemplar original para piano de la danza Reina del cartagenero Nick De Zubiría Stevenson, el cual grabó dos números con la casa Victor en 1923 y 1924. Casi de todo este grupo también hay copias manuscritas por amanuenses momposinos.

Igualmente, existen copias hechas a mano de los colombianos José Zapiola Cortés, Ramón Rengifo Cárdenas y Emilio Murillo Chapul (1880-1942). Lo mismo que de Luis María Forero "Chipilo", hermano de los fundadores de la Lira Colombiana, y de Jorge Rubiano Trimiño (1890-1964) e Ismael Posada Posada (1863-1928). Del mismo modo, figuran las de Emilio Sierra Baquero (1891-1957) de Fusagasugá, de Gonzalo Vidal (1863-1946) caucano radicado en Antioquia, de José Rozo Contreras (1894-1976) compositor, director, multiinstrumentista y docente. Así como también de Gonzalo Fernández R. (1887-1955) y Emiliano Pasos Rozo (1897-1970) de la ciudad de Medellín, quien perteneció a la banda de Jericó y a la del Departamento de Antioquia (Gallo 2008). En el diario Mundo al Día aparecen algunos números de Pasos (Cortés 2004), como el pasillo Duendes del cual reposa una copia en el AMSCM. Del mismo modo, existe obra de Alberto Urdaneta Forero (1895-1953) de Ubaté, Cundinamarca, y del flautista Víctor Manuel Rueda, el cual hizo parte una familia de músicos bogotanos. Su padre fue maestro de capilla y su hermano pianista, vivió en Cuba y ahí publicaron sus obras (Cortés 2004, 92; Bermúdez 2009, 112).

Siguiendo con los colombianos manuscritos, se encuentran creaciones de Carlos Echeverría García (1896-1935) de Pereira, Risaralda, uno de los músicos que más publicaron en Mundo al Día (Cortés 2004, 104). De este mismo diario, se publicó el pasillo Trofeos de Jerónimo Velasco (1885-1963) y el pasillo Bogotá en pie de Carlos Ernesto Cortés Quiroga (1900-1967), ambas piezas reposan en este repositorio.

De un grupo descollante de cartageneros, figuran trabajos de Daniel Lemaitre Tono (1884-1961), músico que perteneció al grupo de Zubiría y Mejía, así como del odontólogo y compositor Luis Carlos "Tatayo" Delgado (Muñoz s. f.) y de Simón José Vélez Gómez (1883-1978), quien estudió con italianos del conservatorio de Cartagena. También, se conservan del músico, barbero y peluquero Carlos "Piquinini" Gómez Padilla (Lorduy 2014) y Nicasio Rangel, director de banda que interpretaba música colombiana en el XIX y XX, según Muñoz. Por último, en esta lista no puede faltar el sinceano, hijo adoptivo de la Ciudad Amurallada, Adolfo Mejía Navarro (1905-1973).

De Barranquilla, se encuentra el paso doble Viva Alfonso López de Alejandro Barranco (1893-1951), fundador de la Lira Costeña (Cortés 2004, 103), quien dejó una basta producción: «la gran mayoría de su obra, más de 400 composiciones, la dirigió en diferentes bandas de música de la ciudad» (Muñoz s. f.). Asimismo, en manuscrito está el porro Písame la manta, tema del conocidísimo barranquillero Francisco “Pacho” Galán Blanco (1906-1988). Por otra parte, nacido en el Carmen de Bolívar, aunque radicado en Barranquilla, aparece una pieza del compositor Diego A. De Castro Ochoa, así como de Luis Eduardo "Lucho" Bermúdez Acosta (1912-1994). Para terminar con esta lista, figuran músicos del Magdalena, como Pedro M. Consuegra, y Honorio Alarcón (1859-1920), pianista de Santa Marta que estudió en París y Leipzig.

Finalmente, es importante decir que en todo proceso de clasificación aparecen siempre documentos que no son posibles de identificar, ya que no contienen datos o se encuentran muy dañados. El AMSCM presentó alrededor de 170 papeles con estas características, mismos que quedaron separados y rotulados con el nombre de miscelánea, también hay una carpeta de métodos, lecciones y ejercicios que suman unos escasos 10 documentos –todos se encuentran digitalizados–.

10 Ver Se-Merengue-04-0918.1 y Sa-Marcha-01-0151.7.

11 Ver Sa-Misa-01-0160.1, Sa-Villancico-01-0160.2 y Sa-Marcha-01-0160.3.

12 Ver Se-Varios géneros-04-1029, Se-Varios géneros-04-1039 y Se-Varios géneros-04-1034.

13 Ver Se-Varios géneros-04-1011.

14 Ver Se-Porro guaracha-03-0514.

15 Se trata del chotis La Alianza, del cual hay también un arreglo manuscrito para banda (Ver Se-Chotis-01-0009 y Se-Chotis-04-0798.1).